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No desaprovechemos esta oportunidad

El Plan de Recuperación que orientará la inversión de miles de millones de euros que podrían llegar a España a través de los fondos Next Generation UE se debe alinear con las propuestas económicas, sociales y ambientales de la Estrategia de Desarrollo Sostenible para la consecución de la Agenda 2030.

Artículo de Belén Sánchez-Rubio (Fundación Secretariado Gitano) y Laura Adam (sindicato USO) Ambas forman parte del grupo motor de Futuro en Común

Este mes de julio contaremos, por fin, con una Estrategia de Desarrollo Sostenible en la que, tal y como reclamamos la plataforma de organizaciones Futuro en Común y otros actores, se debería definir el país que queremos llegar a ser en 2030. Tras casi seis años desde la aprobación de la Agenda 2030 esperamos que se consigan sentar las bases de un proyecto político conjunto para una nueva sociedad más justa, igualitaria y resiliente que mejore su huella en el mundo.

Esta estrategia debería vertebrar toda la planificación de políticas e inversiones públicas a desarrollar en la próxima década para avanzar hacia ese horizonte de cambio y transformación compartido basado en los amplios consensos sociales de la Agenda 2030. Por eso, tras la crisis multidimensional abierta por la covid-19, la Estrategia de Desarrollo Sostenible debe ser también la base para la reconstrucción y la recuperación.
 
Sin embargo, paralelamente, con escaso diálogo público entre los dos procesos y en ausencia de participación de la sociedad civil y otros actores relevantes, se está elaborando el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que orientará la inversión de los miles de millones de euros que podrían llegar a España a través de los fondos Next Generation UE. Un Plan que, con tal envergadura de recursos asociados, va a marcar el modelo de desarrollo de las próximas décadas, por lo que debe aprovecharse la oportunidad y orientarlo a viabilizar las transiciones económicas, sociales y ambientales propuestas por la Estrategia de Desarrollo Sostenible.
 
La covid-19 ha puesto en evidencia con más contundencia que nunca nuestra interdependencia, eco-dependencia y los problemas estructurales y sistémicos que afrontamos. Los retos a encarar son enormes, pero no pueden ser abordados de manera independiente a la hoja de ruta que marca la Agenda 2030, ni obviando la participación de actores sociales clave que deben implicarse en la propuesta de soluciones y seguimiento a su puesta en marcha.
 
Por ello, desde la amplísima alianza de plataformas y organizaciones de la sociedad civil de diferentes sectores que es Futuro en Común, consideramos necesario:
 
  • Alinear el Plan de Recuperación a ser financiado por los fondos europeos Next Generation EU con la Agenda 2030 y con la Estrategia de Desarrollo Sostenible que se está diseñando en estos momentos con una amplia participación de diferentes actores. Entendemos que para alcanzar la Agenda 2030 todos los planes e inversiones tienen que ser coherentes y sumar para la consecución de los compromisos de desarrollo sostenible asumidos nacional e internacionalmente. La Estrategia debe de ser el proyecto de país que articule todas las políticas públicas en esta dirección y, por ello, el Plan de Recuperación debe responder a los desafíos identificados en esta. Y la adjudicación de sus fondos tiene que estar condicionada por compromisos de sostenibilidad social, económica y ambiental claros y medibles, definiendo mecanismos de sanción y reintegro en caso de no cumplimiento de los mismos.
  • Garantizar que el principio de coherencia de políticas para el desarrollo sostenible guíe la planificación de las inversiones a realizar, incorporando desde la fase de diseño de los proyectos a aprobar el análisis de su impacto en todas las dimensiones del desarrollo sostenible (social, económico y ambiental) y, en todo caso, asegurar que al menos que no hacen un daño significativo a ninguna de ellas, como establece el principio de Do No Significant Harm de la Comisión Europea.
  • Articular una gobernanza para la planificación y el seguimiento de las inversiones que se realicen en el marco de este Plan que permita la participación la sociedad civil y otros actores relevantes que necesariamente tienen que estar implicados en la construcción de un proyecto de país a largo plazo. En este sentido, tal y como recoge el Reglamento del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) del Parlamento Europeo se debe incluir a “las autoridades locales y regionales, los interlocutores sociales, las organizaciones de la sociedad civil, las organizaciones juveniles y otras partes interesadas pertinentes”, yendo más allá de la fórmula tradicional de diálogo social con representantes del sector empresarial y sindicatos mayoritarios.
  • Desarrollar mecanismos de transparencia y rendición de cuentas periódicos al conjunto de los actores implicados así como a la ciudadanía, en los que se den a conocer los procesos de asignación, seguimiento, control y evaluación de las inversiones realizadas, en línea con las enmiendas ciudadanas en materia de transparencia de la plataforma Open Generation EU.
  • Priorizar el acceso a los fondos de trabajadores autónomos, PYMEs, economía social y solidaria contrarrestando los riesgos de captura por parte de las grandes empresas. Debe de haber un apoyo específico y convocatorias especiales que permita lidiar con la escala de estos fondos para realmente crear empleos de calidad y avanzar hacia modelos económicos y sociales sostenibles.
 
Los fondos europeos asociados al Plan de Recuperación son de tal magnitud que van a determinar el modelo de desarrollo de las próximas décadas. No podemos permitirnos desaprovechar esta oportunidad: invirtamos estos recursos para avanzar hacia el modelo de desarrollo que nos propone la Agenda 2030, siguiendo la senda marcada en la Estrategia de Desarrollo Sostenible. Todas las energías y todos los recursos puestos de forma coherente al servicio del país y el mundo que nos merecemos. ¿Es tanto pedir?