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Más allá del PIB: otras formas de medir un desarrollo justo y sostenible

El modelo económico centrado en el crecimiento del PIB sigue marcando el rumbo de las decisiones políticas y financieras. Sin embargo, este enfoque no está dando respuesta a los desafíos globales que enfrentamos.

 

En este contexto de múltiples crisis solapadas: aumento de las desigualdades, crisis climática, retrocesos democráticos, militarización y reducción del espacio cívico, urge una reflexión colectiva: ¿Qué entendemos por desarrollo y bienestar? ¿Con qué indicadores medimos el progreso? ¿En interés de quién se distribuyen los recursos?

Estas preguntas fueron el punto de partida del evento “Más allá del PIB: repensar la financiación para el desarrollo sostenible”, celebrado en el marco de la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, organizado por Futuro en Común, La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, Oxfam Internacional y Forus. Contó con gran afluencia de público y diversidad de ponencias que reflejan una preocupación compartida por revisar el PIB y avanzar hacia modelos y herramientas que pongan en el centro la vida de las personas y la protección del medio ambiente.

Nuevos enfoques, nuevas métricas

El encuentro reunió a personas expertas de organismos multilaterales, sociedad civil y gobiernos, con un objetivo común: explorar cómo replantear la financiación del desarrollo desde la coherencia de políticas, incorporando una mirada que aborde la intersección de los diferentes factores que influyen en los desafíos que enfrentan las personas, considerando género, raza, clase social, entre otros.

Durante el evento, David Perejil, director general de Políticas Palanca para el Cumplimiento de la Agenda 2030 del Gobierno de España, subrayó que “apostar por otras formas de construir desarrollo sostenible es clave. Derechos humanos y multilateralismo van de la mano, y debemos apostar por financiar el desarrollo de todas las personas”.

En la misma línea, Viviana Santiago, directora de Programas en Oxfam Brasil, señaló que “el PIB es antifeminista porque premia lo que se puede vender, como los combustibles fósiles, las armas,  y no lo que sostiene la vida, que es precisamente lo que hacen las mujeres”.

El debate giró en torno a propuestas e indicadores que permiten medir el desarrollo más allá del crecimiento económico: cómo se reparte la riqueza, cuánta inversión pública se destina a bienes comunes o qué papel tiene el trabajo de cuidados, sostenido en gran parte por mujeres y comunidades marginadas. Como se destacó durante el evento, el PIB pasa por alto el cuidado y el trabajo que sustenta la vida.

Aran Acha, representante de Futuro en Común y encargada de la moderación durante el evento paralelo, destacó que “si queremos medir el desarrollo sostenible, el PIB no es suficiente y puede ser, incluso, contraproducente. Es necesario medir elementos como los derechos humanos, la economía de los cuidados, la protección del medio ambiente o la participación”. Y añadió que “ya existen experiencias que combinan distintas formas de medición. Solo falta ponerlas en marcha para que tengan una capacidad real y global”.

Por una gobernanza económica centrada en las personas

El reto no es solo técnico, sino profundamente político: necesitamos un sistema financiero internacional que supere la lógica del beneficio a corto plazo y garantice los medios suficientes para caminar hacia modelos ecosociales justos y sostenibles.

Para lograrlo, la financiación pública internacional debe alinearse con principios de justicia social y ambiental. Así lo expresó Anton Leis, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), quien recordó el compromiso del presidente del Gobierno con la cooperación y anunció que “tendremos una hoja de ruta para cumplir con el 0,7% en 2030”.

La participación de María Eugenia Betancur, directora de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC-Colombia), puso de relieve también el papel de las alianzas regionales para avanzar hacia un desarrollo más justo e inclusivo.

El debate fue cerrado por Raquel Lagunas, directora del equipo de Igualdad de Género del PNUD, quien concluyó que “necesitamos datos rigurosos y otras formas de medir y abordar el desarrollo”. Subrayó la importancia de repensar el bienestar real, incorporar la economía del cuidado y proteger nuestro entorno.

Hacia un cambio de rumbo

Incorporar las voces de la sociedad civil en este debate es clave. Por eso, este espacio también buscó acercar nuestras propuestas al Grupo de Expertos sobre Financiamiento para el Desarrollo Sostenible que actualmente trabaja en esta agenda a nivel global.

Porque si queremos otro modelo de desarrollo, necesitamos otras métricas. Y, sobre todo, otra forma de entender el bienestar colectivo, basada en el cuidado, la justicia social y la sostenibilidad.